Pedro Sánchez (1883) fue una de las novelas más aclamadas del
escritor cántabro José María de Pereda. El protagonista de la historia, que da
nombre a la novela, participa en los sucesos revolucionarios de 1854. En
recompensa, recibe un cargo de funcionario en el ministerio de Gobernación. Sin embargo, Sánchez acaba de contraer matrimonio, y su suegra y su mujer le convencen
para que exija un cargo mayor. Así es como, finalmente, es nombrado gobernador
civil de una provincia del Mediterráneo. Antes de partir a su nuevo destino, viaja
desde Madrid para pasar unos días en su lugar en la Montaña.
“Dos días después dejaba la
diligencia al llegar a la villa de marras. Aguardábanme allí mi padre, el señor
cura, mi cuñado el procurador, el nuevo alcalde del lugar, el de la villa con
tres concejales, diez notables y el comandante de la milicia; una murga que me
disparó a quemarropa el himno de Riego, no bien pisé el camino real, y más de
cincuenta curiosos que acudían a la novedad de la escena. Lloraba mi padre de
gusto, y casi llorando yo también de alegría, abrazámonos muchas veces, sin
llegar a soltarnos del todo hasta la última. Abracé después a mi cuñado y al
cura, y a todo el que se me puso por delante. Aguanté un discurso del alcalde
de la villa en nombre de todos los agrupados en su derredor, y le solté en pago
otro que los dejó aturdidos y me valió un aplauso de la concurrencia, y otra
explosión de la murga con el himno de Espartero.
En el mesón contiguo se había
dispuesto un ligero agasajo en mi obsequio, y no lo desairé: componíase de
almendras garapiñadas, cortadillos de vino blanco y bizcochos de soletilla.
Hice un regular consumo de todo, y mucho más de palabras, porque entre aquellos
señores cada sorbo era ocasión de un brindis «al valeroso defensor de la causa
de la libertad», y yo no quería pecar de descortés. La murga, entre tanto, no
bien dejaba un himno, la emprendía con el otro; ellos eran tres: los dos del
principio y el de Vargas. No sabía más”.
José María de Cossío, encargado
del prólogo, la edición y las notas de Pedro
Sánchez; añade a pie de página: “Es decir, el himno de Vargas,
conmemorativo de una acción de guerra celebrada en tal lugar, junto a
Castañeda, en el transcurso de la primera guerra civil (183…). El himno fue muy
popular en la provincia, y la acción muy recordada, hasta el extremo de
adaptarse su letra a una nueva acción, librada en el mismo lugar el año 1868,
al acudir el general Calonge a sofocar el levantamiento de Santander”.
Pereda, José María de, Pedro Sánchez, II, Espasa-Calpe, Madrid,
1968, p.175
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